Atípicas. Así definen los principales operadores turísticos a las vacaciones de invierno que prácticamente comenzaron ayer. Por la gripe A, muchos argentinos decidieron quedarse en sus casas y evitar así posibles contagios. Sin embargo, los empresarios del sector mantienen el optimismo y todavía esperan que la situación mejore.
En la ciudad de Buenos Aires, con excepción de los shoppings y de los espectáculos infantiles (sobre lo que se informa por separado), hay poco movimiento en las calles. Ayer, el día gris, con frío y lloviznas intermitentes, no era la mejor postal para incentivar las salidas familiares.
Incluso, el turismo del interior que suele llegar a Buenos Aires para la época de las vacaciones brilla por su ausencia. Sucede que la gran cantidad de casos y muertos registrados en el área metropolitana desaniman a emprender un viaje.
En los principales centros turísticos del país, la situación es dispar. El Norte, debido a la temperatura templada y una época de pocas lluvias, es el que aparece con mejor ocupación.
En algunas localidades salteñas, como Cachi o las Termas de Rosario de la Frontera, las reservas superan el 90 por ciento. "Acá no hay gripe, no hay hacinamiento; hay sol a pleno, y el clima seco, el frío y la altura matan los virus", afirmó Julio Ruiz Moreno desde La Paya, a 10 kilómetros de Cachi en los Valles Calchaquíes.
"Es una temporada que genera incertidumbre -dijo a LA NACION, Mario Peña (h.) presidente de la Cámara de Turismo de Salta-. Pero con una ocupación promedio del 50 por ciento desde principios de julio y con reservas del 35%, en aumento, hay un cauto optimismo".
En Mar del Plata, hasta el momento, la demanda de servicios de transporte y de hotelería es muy moderada e inferior a la lograda el año pasado.
La ocupación hotelera ronda el 40 por ciento en ese balneario de la costa atlántica. Ni la cercanía con la Capital, ni la amplia oferta de actividades al aire libre, ni los valores promocionales en alojamiento y en gastronomía parecen suficientes para atraer a los turistas.
El presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mar del Plata, Daniel Suffredini, prefiere mantenerse optimista: "Sabemos muy bien que Mar del Plata es un destino muy atractivo durante todo el año y es ideal en estas circunstancias, en las que se recomiendan paseos al aire libre", dijo, y comentó que, hasta el 9 del mes próximo, el visitante podrá encontrar alojamiento con valores que oscilan entre 50 hasta 145 pesos promedio, por día, por persona, y menús de entre 28 y 38 pesos.
La situación en Córdoba es similar a la de la costa. La caída de la demanda turística es muy marcada respecto del año pasado. Sólo el Valle de Calamuchita registra una afluencia del 70 por ciento. En el resto de los centros turísticos, como Villa Carlos Paz, Mina Clavero y el Valle de Punilla, la ocupación no supera el 50 por ciento. Y en La Falda, las reservas apenas alcanzan el 20 por ciento.
En los centros de esquí, el panorama es dispar. Mientras que en el cerro Catedral la poca nieve no motiva a los esquiadores, en Chapelco y en cerro Bayo hay más tablas de esquí deslizándose por sus pistas que el año pasado, según aseguran los operadores turísticos. La expectativa es que una nevada mejore las condiciones y comiencen a llegar más turistas desde las grandes ciudades, tanto del país como del exterior.
En Bariloche, los carteles que indican la disponibilidad de alojamiento se suceden a lo largo de la avenida Bustillo, de cara al lago Nahuel Huapi. Allí la ocupación en muchos hoteles apenas alcanza el 30 por ciento. Los más afectados son los pequeños complejos de cabañas y hosterías de menores categorías .
Durante el mes pasado, ingresaron 15.000 personas menos en ómnibus a Bariloche, pero los registros del aeropuerto internacional revelan una leve mejora de pasajeros respecto del año anterior, cuando se suscitaron problemas por los efectos de la ceniza volcánica procedente de Chaiten, en Chile.
En Villa la Angostura y en San Martín de los Andes, por otra parte, la ocupación hotelera es superior y ronda el 50 por ciento. Pero lo llamativo es que en las pistas de esquí de sus centros invernales hay récord de esquiadores.
Las Leñas y Penitentes, los centros de esquí de Mendoza están con una ocupación plena, algo que contrasta con los hoteles de la ciudad capital y sus alrededores, donde la ocupación alcanza el 30 por ciento promedio. En otros lugares, como San Rafael, la ocupación hotelera llega al 60%, mientras que, en Malargüe, ese porcentaje es del 80 por ciento, seguramente, por su cercanía con Las Leñas.
Fuente: La Nación
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